¿Recordais esos días en los que vuestra imaginación era mayor que la realidad y jugabais con vuestros hermanos/ vecinos/ amigos a hacer cabañas o guaridas secretas en casa con cuerdas, almohadas, trapos, mantas y todo juguete/accesorio que estuviese a la vista y para el que siempre se encontraba una función mágica? Una de las cosas que más he deseado tener en mi casa siempre han sido los, en mayúsculas, PASADIZOS SECRETOS.Y es que sería genial poder tener un pasillo oculto que tuviese salida en un callejón cualquiera de esos con montón de basura con moscas revoloteando, gatos callejeros y, por supuesto, espinas de pescado.
De algo parecido hablaba hace unos días el New York Times en un artículo titulado “Eight Rooms, well, Nine, but that’s their secret” tratando acerca de cómo algunas familias estadounidenses han comenzado a volver mi sueño en una realidad. Ya sabía yo que hacer una puerta secreta en lo que parece ser una biblioteca no podía ser tan difícil.
Aquí os dejo el enlace al artículo y unas imágenes:
The New York Times :: Eight Rooms, well, Nine, but that’s their secret